viernes, marzo 10, 2006

F(r)OTextO 3: La mujer de luto y su sombra

La mujer de luto y su sombra son dos mujeres idénticas que se miran. No son necesarias las palabras para que se entiendan, nada importa la mudez de la sombra, su eco plano, seco, negro, inexistente. La mujer de luto y su sombra son dos mujeres idénticas pero no son la misma mujer; la una es propiedad de la otra y la otra es propiedad de la una, impostoras de sí mismas, pero no la misma mujer. El día hace de ellas suma, el sol les recita un verso herido de Vallejo, aquél que dice: “Mi casa, por desgracia, es tu casa”[1]. Pero no ansían la separación sino la cercanía que les permita sentirse, tocarse más allá de la continuidad eterna de sus extremidades. Presas, buscan el perfil adecuado, aquél donde pueda ser el párpado también párpado en la sombra, la lágrima también allí salada. Esa mujer de luto es su pasado. Y su sombra, por más que juegue en el crepúsculo a estirar los cuerpos, a encogerlos, a desfigurarlos, a tornarlos indecisos, a hacerlos desiguales, es esa mujer y su pasado. Pero no la misma mujer, no la misma, porque sólo una es material, tangible, sólo una soporta el injusto peso de esa ropas, la sombra poderosa del atrio que se cierne, la cruz que se recompone siempre al cerrar la puerta, la puerta de Dios en las narices.
[1] El verso al que se hace referencia dice textualmente: “Mi casa, por desgracia, es una casa,” y pertenece al libro Poemas humanos. VALLEJO, César, Poemas en prosa, Poemas humanos, España, aparta de mí este cáliz, Cátedra, Madrid, 1988, Edición de Julio Vélez.

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